A finales de los años 80, citando el Artículo 72 de la Constitución de la URSS que indicaba que cualquier república integrante de la Unión Soviética era libre de separarse, muchas de las repúblicas que componían la Unión iniciaron movimientos conducentes a la reivindicación soberana de sus territorios. El 7 de abril de 1990 fue aprobada una ley en virtud de la cual una república podía salirse de la unión si más de dos terceras partes de los residentes de la misma votaban a favor de ello en un referéndum.De este modo, en 1990 muchas repúblicas celebraron sus primeras elecciones libres con el fin de crear sus propias legislaturas nacionales.Así lo recogió en un informativo de la época, la cadena británica ITN.
En 1989, la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, que era entonces la república más grande, convocó unas nuevas elecciones para elegir un Congreso de Diputados del Pueblo. Borís Yeltsin fue elegido presidente del Congreso. El 12 de junio de 1990, el Congreso declaró la soberanía de Rusia sobre su territorio y tomó la delantera en la elaboración de leyes que convertían en papel mojado algunas de las normas de la URSS. El período de incertidumbre legal continuó a lo largo de 1991 así como las repúblicas constituyentes fueron lentamente independizándose de facto.
El 17 de marzo de 1991 se celebró un referéndum que buscaba preservar la Unión Soviética, en el que la mayoría de la población votó por su conservación en nueve de las quince repúblicas soviéticas. Este referéndum dio a Gorbachov un respiro y en el verano de 1991 se diseñó un Nuevo Tratado de la Unión, en un intento de llegar a acuerdos que convirtieran a la Unión Soviética en una federación mucho más laxa y disminuyendo el centralismo político.
En el Nuevo Tratado de la Unión ya no se hacía mención de la URSS y no se utilizaba más la palabra socialista. Este Nuevo Tratado fue realizado en secreto. Cuando el primer ministro Pávlov encontró un borrador de este, los líderes conservadores del partido lo interpretaron como la base de la disolución de la Unión Soviética y por esa razón optaron por filtrarlo a la prensa. Según el contenido de dicho tratado, la URSS estaba a punto de dividirse en 170 o 180 Estados autónomos. Por ello decidieron enfrentarse a Gorbachov y reafirmar el control central del gobierno sobre las repúblicas de la URSS.
El tratado se firmaría el 20 de agosto, pero la firma fue interrumpida por el golpe de Estado de agosto de 1991 contra Gorbachov, por parte de los conservadores en un intento de preservar el sistema soviético. Los conservadores habían creado un Comité de Estado de Emergencia, movilizando tropas soviéticas para proteger las instituciones del Estado, pero desistieron cuando se produjo la muerte accidental de tres jóvenes que cayeron bajo los tanques.
Tras el fracaso del intento de golpe de Estado, Yeltsin, luego de permanecer oculto en su residencia, apareció en el público y desacreditó al Comité de Estado de Emergencia presidido por Yanáyev declarándolo inconstitucional, mientras tanto el poder de Gorbachov disminuyó vertiginosamente, hecho que Yeltsin aprovechó para consolidar su poder y deslegitimar de una vez por todas el control del partido comunista sobre el gobierno. El equilibrio político se inclinó apreciablemente hacia las repúblicas secesionistas. De hecho, inmediatamente y todavía en agosto de 1991, Letonia y Estonia declararon la restauración de la independencia plena (siguiendo el ejemplo que había dado Lituania en 1990), mientras que las otras 12 repúblicas soviéticas continuaban discutiendo posibles modelos para una Unión cada vez más débil.
El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belovesh que declaró oficialmente la disolución de la Unión Soviética y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), en su lugar. Como quedaban dudas sobre la autoridad del Tratado de Belovesh para disolver la Unión, el 21 de diciembre de 1991, los representantes de todas las repúblicas soviéticas excepto Georgia, inclusive las 3 repúblicas que habían firmado el Tratado de Belovesh, firmaron el Protocolo de Alma-Ata, que confirmó el desmantelamiento consecuente de la URSS y volvió a plantear el establecimiento de la CEI. La cumbre de Alma-Ata convino también en varias otras medidas prácticas como consecuencia de la extinción de la Unión Soviética. El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov presentó su dimisión como Presidente de la URSS declarando el cargo como extinto y transfirió los poderes que habían sido creados en la presidencia a Borís Yeltsin, el Presidente de Rusia.
Al día siguiente, el Sóviet Supremo de la Unión Soviética, el cuerpo gubernamental más alto de la Unión Soviética, se disolvió a sí mismo. Este hecho es reconocido generalmente como la disolución final de la Unión Soviética como Estado. Muchas organizaciones como el Ejército Rojo y las fuerzas policiales continuaron ocupando sus respectivos puestos hasta principios del año 1992, pero fueron retirados progresivamente y absorbidos por los nuevos Estados constituidos.
Tras la disolución de la Unión Soviética el 26 de diciembre de 1991, Rusia fue reconocida internacionalmente como su sucesor legal en la escena internacional. Para ello, Rusia aceptó voluntariamente todas las deudas externas soviéticas y reclamó las propiedades soviéticas en ultramar como propias. Desde entonces, la Federación de Rusia ha asumido los derechos y obligaciones de la Unión Soviética.
fuente: Wikipedia
domingo, 25 de diciembre de 2011
20 años desde la caída de la U.R.S.S.
Hoy, 25 de diciembre de 2011 se cumple el vigésimo aniversario de la dimisión de Mijaíl Gorbachov de la presidencia del Estado y de la disolución de la Unión de República Socialistas Soviéticas.
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